Vivimos en
tiempos de buena tecnología, de aparatos novedosos que facilitan la comunicación
gráfica o verbal. Muy bonitos, divertidos. Esto es bueno, pero nunca falta el
aquella persona que abusa.
Es evidente que
nada se queda oculto en estos días. Por todos lados hay un teléfono con cámara capturando
su imagen, una cámara de vídeo vigilancia u otro método de control mucho más
sofisticado como los lectores de chip o los GPS.
Es normal
encontrar un fotógrafo aficionado disparando a diestra y siniestra su
obturador, sin el consentimiento de quienes van a ser captados. Peor aún, las
victimas fotografiadas no saben a dónde van a para sus imágenes, con qué fin
son utilizadas, quién las verá, cuántas reproducciones hará y si conservará a
salvo el tan delicado derecho a la
intimidad al que todos los seres humanos tenemos derecho.
Ese derecho que
hoy es irrespetado con tanta flagrancia que abundan los medios de comunicación amarillistas exponiendo noticias de forma inadecuada, o personas particulares sin principios capturando y manipulando imágenes de otras personas solo con motivo de burla.
Se abusa del derecho a la intimidad, el derecho a la propia y buena imagen. Este derecho forma parte de los denominados derechos “personalisimos”; no pueden desvincularse jamás de un ser humano. En la Constitución de la República de El Salvador está contemplado en el inciso segundo del artículo 2, bajo el Capitulo Derechos Individuales, en el Titulo Derechos y Garantías Fundamentales de la Persona.
Se abusa del derecho a la intimidad, el derecho a la propia y buena imagen. Este derecho forma parte de los denominados derechos “personalisimos”; no pueden desvincularse jamás de un ser humano. En la Constitución de la República de El Salvador está contemplado en el inciso segundo del artículo 2, bajo el Capitulo Derechos Individuales, en el Titulo Derechos y Garantías Fundamentales de la Persona.
No hay control. Ni
creo que la haya a corto plazo.
Todos pueden ser víctimas
en estos casos. Y las medidas a tomar son muy escasas.
El ya conocido dicho “quien nada debe nada teme” está desactualizado porque una imagen puede ser manipulada con gran facilidad.
Es probable que
solo los pensamientos, aquello que no expresamos estén a salvo. Aunque he leído
por ahí sobre habilidosos técnicos en lenguaje corporal, detectores de
mentiras, análisis de rostros, y otras tantas tecnologías y conocimientos que
invaden abusivamente la intimidad de las personas.
George Orwell no
se equivocó… en su obra “1984 El Gran Hermano te vigila”, describió y profetizó con ciertos matices la vida en el año 2014.
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