Cuando se emplea
el razonamiento para la correcta aplicación del derecho se suele emplear un
sistema lógico para llegar a una conclusión concreta aplicable en un caso
determinado.
Un silogismo es
un razonamiento que tiene tres proporciones, cada una se deduce de las otras. Puede
aplicarse en cualquier tema cotidiano, pero en este caso, me refiero al
silogismo jurídico, es decir, al procedimiento que se usa al momento de aplicar
las leyes que nos rigen.
Un silogismo jurídico
siempre tendrá:
- Premisa mayor: contendrá la norma genérica.
- Premisa menor: juicio que declara la realización de una hipótesis.
- Conclusión: consecuencias aplicables.
Desarrollaré un
ejemplo: en El Salvador, la legislación penal establece en su Artículo 148: “El
que privare a otro de su libertad individual, será sancionado con prisión de
tres a seis años.
Premisa mayor: el que privare a otro de su
libertad individual, será sancionado con prisión de tres a seis años.
Premisa menor: “X”
ha cometido el delito de privación de libertad, obstruyendo a “Z” movilizar su
humanidad a su antojo.
Conclusión: debe
aplicarse a “X” la sanción correspondiente de prisión contemplada en la ley.
Es importante
tener en cuenta que en el ejemplo citado la premisa menor puede dar lugar a más
de una conclusión, en tal supuesto el juzgador puede aplicar varias
conclusiones dentro del marco legal de “tres a seis años” dependiendo de las
circunstancias particulares del caso.
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