No doy seguimiento a los noticieros y
periódicos porque solo brindan malas noticias, en vez de llamarse noticieros
debería llamarse “muertómetros”, solo se reportan muertos, muertos y más
muertos, crímenes, robos y para aderezar el menú se incluyen declaraciones infértiles,
más de lo mismo de políticos ineficientes. En otras palabras es decepcionante y
estresante. Vale la pena estar al tanto de la realidad nacional, pero debe ser
dosificado con mucho cuidado.
Si a los adultos nos afecta la noticia
amarillista de los diversos medios de comunicación, ¿has pensado cómo afectará
a los niños, niñas y adolescentes? ¡Les afecta aún más!, porque ellos como
igualando el comportamiento de una esponja, ven, oyen, aprehenden y reproducen
lo que se da en su entorno; un ejemplo inocente… después de ver un episodio de
cualquier dibujo animado o programa infantil, lo emulan, juegan a que son “X” o
“Y“ personaje; del mismo modo no sería raro que tarde o temprano imiten el
comportamiento que ven a diario de los adultos, lo que ven en su familia, lo
que ven en su comunidad, lo que ven en la televisión por medio de noticias,
novelas, narco series, películas de acción.
En El Salvador se emitió recientemente
una Ley denominada Ley de Protección Integral de la niñez y la adolescencia,
cuerpo legal que pretende proteger los derechos de los niños, niñas y
adolescentes, responsabilizando a tres factores sociales en proporciones
iguales: el primer factor es la familia, quien debe proveer protección al
niño niña o adolescente frente a espectáculos, programas radiales, escritos o
televisivos de contenido nocivo. El segundo factor social es El Estado quien
debe regular programas radiales, escritos o televisivos de contenido nocivo con
políticas y legislación adecuada, con el afán de proteger que los niños, niñas
y adolescentes no sean espectadores de violencia. El tercer factor es la
sociedad en su conjunto, quien debe proteger de protagonizar frente a niños,
niñas y adolescentes, cualquier tipo de violencia o acciones que le puedan
inculcar comportamientos inadecuados. Por ejemplo insultos, peleas callejeras,
violencia doméstica, agresiones a vecinos… y mucho menos que esos
comportamientos sean transmitidos en programas radiales, medios escritos o
televisivos de contenido nocivo.
¿Quién compone cada factor social? La Familia: tíos, abuelos, papá, mamá, hermanos, primos o cualquier miembro de la familia nuclear o extendida. El Estado: funcionarios públicos de todas las carteras de Estado. La Sociedad: Todos los que no están incluidos en los dos puntos anteriores, es decir el vecino, amigo de la familia, los transeúnte, profesor, director de sociedad o empresas, trabajador ambulante, medios de comunicación, etc.
La Ley mencionada establece en el
artículo 96 la “protección de los niños, niñas y adolescentes frente a información
nociva e inadecuada”. El aludido artículo menciona que para tal cometido se prohíbe
la difusión de espectáculos públicos, difundir publicaciones impresas, de
vídeos, grabaciones auditivas, programas televisivos, radiales y de cualquier
otro medio de comunicación que contenga mensajes inadecuados o nocivos para su
desarrollo o formación. En la actualidad ¿qué es lo que más hacen los medios de
comunicación? Difundir narco-series, noticieros “muertómetros”, periódicos impresos
atascados de violencia. Juzgue usted mismo si el factor social está cumpliendo
su rol de protección.
El mismo artículo menciona que El Órgano
Ejecutivos en el ramo correspondiente definirá las franjas horarias de los
programas aptos para niños, niñas o adolescentes, debiendo informar la
naturaleza y las edades para los que se recomienda. El estado emite la ley, y
deja al medio de difusión de noticias que vea como cumple, medio fiscaliza,
medio da seguimiento al cumplimiento de la ley, pero a todas luces el trabajo
es poco acucioso y el cumplimiento de la ley es poco aplicada. Juzgue usted si el
Estado está cumpliendo con exactitud con la ley.
Es cierto que en muchos programas
televisivos se visualiza con antelación la clasificación del programa próximo a
transmitir, con esta acción el medio televisivo se lava las manos y traslada la
responsabilidad a la familia, situación que es inaceptable porque el programa
violento (me refiero con énfasis a los noticieros), tienen su auge en horarios
donde la familia entera aún se encuentra viendo televisión, inclusive los niños,
niñas y adolescentes. Lo más adecuado sería obligar a los medios televisivos a
transmitir los noticieros en altas horas de la noche, o cuando el índice de
espectadores de niños, niñas o adolescentes sea menor.
Por otra parte los medios escritos como
periódicos, revistas, pasquines no tienen ningún tipo anuncio o clasificación
que advierta las edades adecuadas para la lectura del mismo y mucho menos
existe un control en cuanto a quién lo compra; de fácil acceso se encuentran en
tiendas, supermercados, en cercanías de semáforos, quioscos, librerías,
farmacias y otros comercios que sin control del Estado difunden medios impresos
con información nociva para niños, niñas y adolescentes.
Finalmente la familia, siendo el
principal responsable de la protección de los derechos e integridad psicológica
de niños, niñas y adolescentes, por lo
general no es consciente de su valiosa participación en el aspecto de la
protección frente a la información nociva e inadecuada, en ocasiones por
ignorancia o por descuido.
Analizado así de forma muy general el
cumplimiento del artículo 96 de la Ley de Protección de la Niñez y la
Adolescencia, por parte de los tres factores (familia, estado y sociedad), se
puede concluir que en El Salvador no existe una protección efectiva para niños,
niñas y adolescentes sobre la información nociva que se difunde, de tal forma
que siguiendo así no podrá garantizarse una generación sana psicológicamente, o una generación menos
violenta; si los tres factores no toman responsablemente su papel dentro de la
protección. Las consecuencias son claras: se continuará con personas violentas, agresivas, personas que no respetan los derechos de otros
y así se continuará por muchos, muchos años más, aun cuando se reformen las leyes penales, porque no se atiende con seriedad uno de los tantos motivos del origen de tanta violencia social.
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